En esta serie con una paleta más tranquila y contenida el lienzo se tiñe de atardeceres suaves y cielos nublados, creando atmósferas serenas que invitan al descanso. La artista pinta lugares que frecuenta como, el balneario La Pedrera, la casona de campo familiar, rincones descubiertos en viajes… Son lugares habitados por el tiempo y la memoria pintados con delicadeza, donde no hay dramatismo, hay presencia. Cada obra es un registro íntimo donde la mirada se posa en lo que perdura.